HISTORIAS DE VACAS BRAVAS Y MÁS .... (15 €)

La editorial Evidencia Médica que dirige Saturnino Napal ha enriquecido su colección Navarra Insólita con un nuevo libro, "Historia de dos ganaderías bravas navarras:
Gabari (Murillo el Fruto) y Esparza (Santacara)", del maestro jubilado Juan José Lacosta Gabari, un trabajo que va más allá de lo taurino y que para los habitantes de estos dos pueblos de la Merindad de Olite descubre las raíces de sus ancestros y de la historia propia, que en pocas ocasiones se detiene con tanta precisión y conocimiento cómo la que muestra un manual que trasciende al título.

            Los de Olite, por ejemplo, hallarán en este trabajo los orígenes del toreo a pie y cómo ya en 1493 se organizó una corrida en la localidad para agasajar al señor de Labrit, entonces gobernador del Reyno. También hay alguna foto antigua y programas de fiestas en los que las ganaderías de estudio corrieron en los años treinta las calles olitenses. Ujué y sus vacas “royas” o “furas”, también aparecen en este trabajo bien escrito y ameno que , como no podía ser de otra forma, se centra sustancialmente en quienes fundaron dos ganaderías, ya desaparecidas, en Mulillo el Fruto y Santacara.

              A lo largo de 245 páginas, Lacosta recorre la historia de esas dos vacadas de bravo, que guardaron similitudes y también diferencias.“Ambas lidian su último festejo el mismo día y en la misma plaza, la de Tafalla, en 1937, y tuvieron parecido final. Sin embargo, la de Félix Gabari fue una ganadería con más tronío, con una estructura, con sus pastores...” El criador era el mayor contribuyente de Murillo el Fruto y se movía en un el círculo de amistades de prestigio.

            La vacada de Conrado Esparza, por el contrario, nació en Santacara y fue su principal medio de vida. “Provenía de una familia modesta que cultivaba la tierra. En el terreno ganadero, le ayudaban sus hijos. Pero, posiblemente por ser su sustento, sus reses estaban muy bien criadas, mejor que las de Gabari”.


            En los años 20 del pasado siglo, el ganado de Gabari y Esparza se lidió, sobre todo, en festejos menores de pueblos de Navarra y Gipuzkoa. En los años 30 entraron en decadencia. Ambas tuvieron el mismo final: la Guerra Civil. A los propietarios se les incautó el ganado para alimentar a las tropas de Franco.

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