CENCERRADA EN OLITE EN 1570 ... 18 €

Miniatura de mujeres de Pamplona en 1570
Javier Ruiz Astiz ha publicado recientemente un libro en la Serie Historia del Gobierno de Navarra, “Violencia y conflictividad comunitaria en la Navarra de la Edad Moderna”, en el que recoge una anécdota poco conocida sobre la cencerrada que en 1570 le organizaron en Olite a un castellano que se casó con  una paisana y al que los vecinos montaron una escandalosa noche de bodas que acabó en los juzgados.
            El libro recopila altercados y disturbios públicos sucedidos en Navarra desde la conquista del reino, en 1512, hasta la Edad Moderna, 1808, entre los que figuran micro conflictos como el ocurrido en la localidad el 9 de julio de 1570 en el enlace entre Jerónimo de Carrión y María Inés de Estrada. Según revela un proceso guardado en el archivo de los Tribunales Reales, el origen de Castilla de novio provocó que “algunos vecinos de la dicha villa con ánimo y propósito diabólico, y de injuriar y afrentar” rondaran la casa de los recién esposados.
            “Llegaron en cuadrilla hasta doce o trece personas -sigue el documento-, todos ellos armados ... y espadas desenvainadas y muchos de ellos mascarados con máscaras y barbas postizas porque no fuesen conocidos ni se entendiese quién cometió el delito”.
            Los protagonistas del tumulto portaban “muchos calderos, cencerros y otros instrumentos para hacer ruido y algunas hachas (velas) encendidas”. Anduvieron por las calles “haciendo muy grande ruido y estruendo, y dando mucha vocería y gritos” hasta que en un momento dado uno de ellos, al que se identificó como Pedro de Mena, sacó un pasquín que llevaba oculto en el pecho.
            Mena iba tapado con una sábana y, como si fuera un pregonero, entregó un papel escrito, un “libelo difamatorio”, a un muchacho de unos 10 años que le acompañaba. El chaval leyó unos versos que tenían por objeto mofarse del novio:

“Era antes cuco que casado/ si es cornudo no lo sé,
lo que sé yo lo diré: él es fino castellano/
Si es villano o hidalgo no lo sé/ pero él es un judío muy honrado, /
que en su andar e hinchazón lo veréis.
Yo no digo que es villano ni moro/ más es un castellano y judío muy honrado/
y no digo que es cornudo/ sino antes cuco que casado.

            Según el autor del estudio este tipo de mofa tenía por causa principal las segundas nupcias o “las uniones que no eran aceptadas por la comunidad por tratarse de personajes foráneos o por no satisfacer las demandas de sus enamorados. Algo similar sucedió en el resto de Europa ...”.
            En cuanto a la palabra “cuco” con la que se refiere al ofendido, Ruiz Astiz precisa que tenía la acepción despectiva de “marido de la mujer adúltera”, insulto que se atribuye al panfleto que llevaba el acusado Mena y al que acompañaban, entre los identificados, Catalina de Iracheta, María Atondo, Inés Baraiz y Jerónima de Andrés, todas ellas disfrazadas con mantones y barbas y provistas de instrumentos que provocaban gran bulla.
            En cuanto a la serenata rimada que leyó el niño, la denuncia interpreta que contenía “palabras difamatorias y de muy grave y atroz injuria” contra De Carrión, que el autor interpreta en el contexto de las cencerradas los jóvenes casaderos realizaban a personas adulta o extrañas a la localidad que perturbaban el “correcto funcionamiento del mercado” de emparejamiento.
            En Tafalla, el 31 de mayo de 1806, fue diana de una “matraca” parecida Joaquín de Armendáriz con motivo de sus segundas nupcias. Durante la noche, Francisco García Goyena, de relevante apellido en la ciudad, galopó a caballo por las proximidades del río Cidacos a la vez que cantaba:

Armendáriz con paciencia
hoy segunda vez se casa,
y el casamiento que ha hecho
ha llevado ruido en Tafalla.

            En el libro también aparece otro conflicto dado en Olite en 1573 en el que el procurador de la iglesia de Santa María Juan Guzmán presento una querella criminal contra los de San Pedro por “sedición y escándalos que causaron en dos procesiones”. El origen de las diferencias entre ambas parroquias estaba, al parecer, en “una enconada disputa sobre quién debía llevar la cruz durante la celebración de la procesión”, explica el autor.

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