DAVID JAIME VUELVE DEL EXILIO ... 17 €

El que fue diputado foral por la Merindad de Olite durante la II República, hijo de padre olitense y concejal tafallés muerto en el exilio de Iparralde, David Jaime Dean (1887-1949) es el protagonista de “Nuestro pueblo despertará”, el último libro que sacar el editor y escritor Jose Mari Esparza Zabalegi (Txalaparta) y con el que, como revela el propio autor, se quita una espina clavada que tenía pendiente con el hombre que desde la izquierda republicana y laica, no jeltzale, más trabajó por un estatuto vasco conjunto y fue pionero porque el euskera fuera oficial en toda Navarra.
            El diputado Jaime, que en la precariedades del exilio recurrió para sobrevivir a la viñas y propiedades que mantuvo la familia en Olite/Erriberri, visitó con frecuencia la ciudad del castillo donde el alcalde Carlos Escudero también pertenecía a Acción Republicana, la formación de Azaña, y ambos, por ejemplo, participaron en la inauguración de la nueva denominación de las calles con una nomenclatura que dedicó plazas y belenas a la República, Pablo Iglesias, los Mártires de la Libertad o el 1 de Mayo.
            Jaime fue punta de lanza, según Esparza, de “aquel republicanismo que representaba a una pujante clase media, culta, emprendedora, laica, socialmente avanzada y además vasca”.  El también fundador de Altaffaylla y promotor de la revista Merindad profundiza en la biografía para descubrir que “tierra, autonomía y progreso (escuela, laicismo, trabajo) eran los retos de la República”, en una Navarra en cooperación con el resto de territorios forales para que los paisanos no cayeran en el pozo del caciquismo que, tras el golpe militar, finalmente los tragó.
            Hijo de un cuidador de montes de Olite y de madre tafallesa, Jaime Dean nació de casualidad en Etxarri Aranatz, donde arraigó, enamoró a su mujer y conoció el euskera con tal dominio que fue de los pocos políticos de la época capaz de cartearse en el idioma cuando, por ejemplo, presidió el Consejo Navarro en el exilio desde Kambo (Laburdi), una especie de Diputación que representaba a los partidos y dirigentes políticos huidos tras el franquismo.
            En el libro también se desvela otro gran secreto: dónde y quién ocultó en Tafalla durante más de un año a tan relevante personaje, que tras el golpe de estado era la presa perfecta para unos matarifes que a gusto lo hubieran llevado de paseo a la Tejería de Monreal. La enfermedad, el exilio, la familia y la precariedad económica que le abocó al contrabando, son algunas perlas que Esparza ha reunido en este manual dedicado a la honrada resistencia,  aun político importante y prácticamente olvidado al que, a parte de este libro, solo recuerda una placa que en su casa del Portal del Río colocó en 2011 el grupo cultural Altaffaylla, en colaboración con la ikastola Garcés de los Fayos, el Patronato de Cultura y Euskaltzaindia.

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