Portada del libro de Eunate |
La
investigación puntillosamente apoyada en documentación de archivo habla de los agramonteses, pero se puede extrapolar a cómo, en general,
trascurrió la vida en el medievo entre quienes eran el primer apoyo o, por el
contrario, pesadilla del monarca. Qué eran los palacios cabo de armas, qué red
de linajes sostenían el Reino, cómo vivían y morían estas personas son algunos asuntos
que resuelve un libro en el que a la autora trasciende una preocupación
soterrada por los problemas que atañen a las mujeres: su educación, qué era la
dote, cómo se casaban, matrimonios clandestinos, hijos bastardos, etc... Todo
ello novedoso e interesante para conformar una idea más aproximada de aquellas
gentes que por nobles que fueran no llevaban, ni mucho menos, una existencia tan
acomodada como a veces nos ha pintado.
Los cuadros
genealógicos de la última parte del manual redoblan, si cabe, el valor de la
investigación por su detalle en nombres, enlaces y vástagos, algunos fallecidos en batallas tan señaladas como la de Noain o en los asaltos a las
fortalezas de Amaiur y Hondarribia.
Para los de Olite/Erriberri, por
ejemplo, es interesante la genealogía del Palacio de Bergara y Señor de San
Adrián que enlazó con una hija del alcalde olitense García Falces; la de los
poderosos Ezpeletas de Beire, merinos y alcaides del Palacio Real, que llegaron a casar con Ana Jaso Azpillicueta de la familia de Francisco de Xabier.
Otros
agramonteses próximos a la localidad fueron los del Palacio de Garro, que en 1441
tenían casas y tierras en Olite/Erriberri y Ujué/Uxue; o los Mauleón, señores de
Rada y Lerga, alcaldes de San Martín de Unx, con sepulcro en
los Franciscanos olitenses. El linaje de los Atondo también es otro de los
relacionados con la ciudad. De Tafalla, por ejemplo, el libro estudia a los
descendientes de los palacios de Asiain y de Gurpide.
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