La orden religiosa de las Hermanas Pobres de Santa Clara,
las Clarisas, llegó a Olite en el siglo XIX para ocupar el convento-hospital
que los Antonianos dejaban vacante, tal y como recoge el nuevo libro “Silencio
tengan en claustra. Monacato femenino en la Navarra medieval”, que con la
editorial Eunate firman conjuntamente Julia Pavón, Anna K. Dulska y Ángeles
García de la Borbolla.
El libro,
que dedica varias páginas a las “monjas cerradas” como las conocen los
olitenses, cuenta que las Clarisas llegaron de Pamplona, donde las seguidoras
de San Francisco de Asís vivían extramuros desde el siglo XIII. Parte del
retablo del convento primitivo y, sobre todo, el archivo documental se trasladó
a Olite. Los fondos medievales inventariados están formados por 49 documentos
escritos en occitano y 75 en romance.
Entre las
hermanas hubo algunas pertenecientes a la nobleza navarra, como
una hija del rey Teobaldo I, o varias abadesas de la familia Cruzat. En 2011,
las seis últimas religiosas de un segundo convento que había en Estella
abandonaron el edificio y se reubicaron definitivamente en la comunidad de
Olite.
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