En Caparroso, al lado de Olite/Erriberri, los requetés escondían
los días previos al golpe del 36 una fábrica de bombas de mano que supervisaba Antonio
Lizarza, miembro de la junta de Osasuna y que se sentaba en la misma directiva que Natalio Cayuela, presidente del club y dirigente de Izquierda
Republicana fusilado después, también cerca de Caparroso, en Valcardera junto a
otros 50 republicanos. Algo más que fútbol, un relato para comprender una época
e incluso la actualidad, es el mensaje que aporta el libro “Osasuna 1936.
Golpistas, represaliados y franquismo” que firman Fernando Mikelarena y Víctor Moreno
en editorial Pamiela.
Hasta la
sublevación militar, las directivas del club rojillo mezclaron gentes de distinta
ideología, como es normal, pero fue el golpe del general Mola el que
desnaturalizó la pluralidad y los franquistas utilizaron después el club para
propagar y asentar en Navarra su mensaje autoritario y confesional, según la
tesis de este nuevo libro que estos días se puede adquirir en los kioscos a un
precio especial, más bajo, con Diario de Noticias
Mikelarena y
Moreno, dos grandes conocedores del terreno, se ha repartido el material que
conforma este ensayo político y deportivo que analiza las primeras juntas del
club centenario:"Hemos visto que con anterioridad a 1936 ninguna directiva
quiso llevar a cabo una apropiación identitaria o ideológica de Osasuna. Pero
eso no se respeta a partir de julio de 1936, cuando los golpistas
utilizaron a Osasuna para impulsar su discurso al ver que el fútbol era un
elemento de sociabilización muy importante", explica Fernando Mikelarena.
Los autores han realizado una
minuciosa labor de documentación en periódicos y archivos, algo que caracteriza
a ambos investigadores, para acceder a una parte de la historia osasunista poco
conocida. El club generalmente ha pasado de puntillas sobre lo que sucedió en
esos años, tanto en lo referente a las víctimas como a los victimarios.
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