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Portada del libro de Zuza |
El historiador Mikel Zuza acaba de sacar un nuevo y
preciosísimo libro, "En recta línea" (Pamiela), sobre la dinastía
Evreux que tiene Olite sembrada de huellas con un origen normando conectado a
los descendientes de Carlomagno y San Luis, los Capetos, que con Carlos II (mal
llamado el Malo) tocó con la punta de los dedos el trono de la flor de lis donde
Navarra jugó a por todas en el tablero de la geopolítica europea a la par que
Inglaterra y Francia, los reinos más importantes de la época.
El libro es
un trabajo de investigación sublime, ilustrado ricamente con dibujos y grabados
que Zuza ha rastreado en los pocos libros con heráldica navarra que nos ha
legado el periodo y hoy están en museos de París, Londres o bibliotecas de
EE.UU.
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Navarra con armas "plenas" de Francia |
Entre otros
muchos aspectos, el escritor pamplonés pone de relieve cómo la Normandía
navarra arrebatada en 1378 a Carlos II, un rey poco ponderado, hacía del
monarca un hombre más poderoso en Francia que en Navarra. La ciudad de
Cherburgo y su influencia, a la que fueron desplazados ballesteros de Olite
para su defensa, era estratégica en las comunicaciones con Inglaterra y con su
corona tejió el navarro alianzas frente a la dinastía francesa de los Valois
que habían apartado a los Evreux. Enfrentarse a la Francia de aquella época en
la Guerra de los Cien Años fue como si ahora Navarra declarara la guerra la
Rusia de Putin. Carlos II nunca se echó atrás, y muchos navarros murieron
defendiendo sus derechos lejos de su tierra.
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Carbunclo en los libros de la época |
“En recta
línea” se presentó en la pasada feria del libro de Pamplona como un viaje en el
tiempo por el imaginario de la dinastía de Evreux-Navarra. En su anterior libro
sobre el príncipe de Viana, Zuza ya descubrió que los Evreux “no se casaban con
nadie más bajo que el linaje de los Doce Pares de Francia” y que el epitafio de
Carlos III el Noble en la catedral de Pamplona remarcaba que era descendiente
"en recta línea" de San Carlomagno y San Luis, una impronta que
revela la mentalidad de la dinastía que, perdidos sus territorios franceses,
convirtió en un bello refugio la corte olitense.
El libro de Zuza trata otros muchos
aspectos, de la espectacular fuga de Carlos II de su prisión en Arleux por un
comando de nobles navarros disfrazados; al expolio cometido contra su madre,
Juana II, a la que retiraron la corona de Francia por la única razón de ser
mujer. La portada del trabajo también tiene un sentido y Carlos II aparece en un
discurso al pueblo de París en 1358 bajo la bandera roja del carbunclo navarro.
"En
recta línea” también demuestra que Carlos II utilizó públicamente las armas
heráldicas que como rey de Francia y de Navarra le hubiesen correspondido. Una
simbología proscrita porque las ramas secundarias de la casa real francesa tenían
que llevar una diferencia o brisura para distinguirlas de la principal: las
flores de lis en solitario que sólo podía lucir el rey. De ahí que la dinastía
de Evreux tuviese que cuartelar las armas de Navarra con las flores de lis
cruzadas por una banda de gules y plata (roja y blanca), como aparece en los
escudos que hay diseminados en Olite ya con Carlos III el Noble. Pero en su
momento, Carlos II suprimió esa brisura y colocó las armas de Navarra con las
plenas de Francia, como aparecen en la una bóveda muy especial del santuario de
Uxue.
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