El imaginativo escritor Mikel Zuza vuelve a jugar con la
historia de Navarra en su primera novela larga, “Causa perdida”, que
sale con Pamiela precisamente para esta Feria del Libro de Pamplona, un relato
que ficciona la victoria, que no fue, del último rey navarro Juan de Labrit sobre
las tropas que invadieron el Reyno bajo el mando de Fernando el Católico.
El éxito militar, de un monarca al
que la historia oficial maltrató, prolongará un autogobierno que realmente
sucumbió por la fuerza de las armas, y que Zuza rescata en su novela entre el
periodo que va desde 1512 hasta 1783, un tiempo en el que Navarra hace de la
imprenta y los libros su principal industria económica y, además, estrecha
lazos dinásticos con los Estuardo escoceses.
“Yo hago que el ejército navarro
venza en Roncesvalles al ejército castellano, y lo que ocurre a partir de ese
día, que es de lo que trata la novela, es imaginado por mí”, asegura el también
bibliotecario que atrapa al lector en una realidad paralela con varias lecturas
y reivindicaciones.
“Reivindico
una Navarra que pudo llegar a existir, quizá no tan imaginada como la reflejo
yo, pero sí que hubiera sido muy distinta”. A partir de que Juan de Labrit
vence a Fernando de Aragón, en 1512, “lo que hago es que Navarra se apoye en la
imprenta, un invento todavía muy joven, de forma que durante los siguientes
tres siglos, hasta 1783, el reino vive del negocio de los libros”.
La novela
se divide en tres tiempos. “El primero es el citado de 1512. El segundo sería
en 1610, el momento de la persecución de las brujas de Zugarramurdi, lo que
sería el episodio más mágico y fantástico de nuestra historia. El último
momento histórico sería 1783, a seis años de que estalle la revolución
francesa, que yo sitúo como el momento en el que la razón triunfa en el mundo
contemporáneo”.
La novela, además de la propia
historia, también recoge entre sus páginas un tesoro en forma de
ilustraciones creadas por José Luis Blanco y Fermín Zuza bajo la premisa
principal de que mostraran sitios que se sabe, por la documentación, que
existieron, pero que actualmente no queda nada de ellos, solo la referencia en
los textos, como ocurre con la sala de los Ángeles que tuvo el Palacio Real de
Olite.
Recreación de la sala de los Ángeles de Olite |
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