La escritora Begoña Pro ha publicado su nueva
novela “Bajo las cenizas de la Navarrería” (Txertoa) que tiene como marco
la guerra que estalló en 1276, para abordar sus consecuencias, las
relaciones de poder o la dignidad humana. La historia toma como referentes a
los linajes perdedores, los Baztán, los Vidaurre o los Almoravid, que entre
Olite y Tafalla dieron nombre a una importante presa que controlaban el riego
de la orilla izquierda del Cidacos. En Olite, además, se reunieron las Cortes que
dieron la espalda a los vencidos, unos derrotados que lo perdieron todo y
acabaron exiliados en Calahorra. En esa ciudad arranca la historia en el año
1284, donde los Almoravid esperan una oportunidad para recobrar el poder. “Solo
uno de ellos consiguió llegar y recuperar lo perdido, logrando incluso ser
alférez del estandarte real. Y esta es la historia que cuento, la de ese hombre
que logró regresar”.
Tras la buena acogida que tuvo su
saga sobre los Infanzones (conformada por cuatro libros), la novelista
pamplonesa Begoña Pro aborda ahora la guerra que se abrió cuando la dinastía Capeta impuso un régimen tutelado
desde el reino de Francia, sin el respeto a
los usos que reclamaba la nobleza navarra. El conflicto se centró con virulencia
en las tensiones existentes en los burgos de Pamplona y provocó una gran
matanza y la destrucción de la Navarrería por
tropas francesas. En la guerra también intervino Castilla con huestes que
tomaron Mendavia y
otras poblaciones en apoyo a la Navarrería. Aragón también se presentó como alternativa a
los Capetos. El relato de los hechos se propagó gracias al poeta Guilhem de Anelier.
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