LA RECUPERACIÓN DEL PATRIMONIO EN TIEMPO DE POSGUERRA ... 20 €

Portada del libro
“La Institución Príncipe de Viana. Creación y política cultura, 1940-1948” es el título del trabajo de investigación que Mercedes Mutiloa Oria ha realizado bajo el paraguas editorial del Gobierno de Navarra y que, como se merece, lleva en una parte importante de la portada la foto en blanco y negro de las obras de restauración del Palacio Real de Olite, uno de los hitos del rescate monumental que la Diputación Foral acometió en la posguerra.
            El castillo de los reyes de Navarra no fue la única obra que comenzó Príncipe de Viana, antecesora de la laboriosa Comisión de Monumentos que tanto hizo por adquirir las ruinas olitenses, pero sí fue uno de los ejemplos del trabajo en la que se interesó una elite política victoriosa, recién salida de una contienda civil, que tuvo en la cúpula conformada por el Conde de Rodezno (carlista, exministro de Franco y vicepresidente de la Diputación) una impronta que perpetuaron durante décadas apellidos tan significados como el del propio Tomás Domínguez Arévalo, Jaime del Burgo, José Esteban Uranga o José Yárnoz, y que han dejado estela.
            El libro se nutre de la tesis doctoral de la autora y dedica varias páginas a la “magna intervención en el Palacio Real”, pero, en el caso de Olite, también al claustro de la iglesia de San Pedro, la extracción de sus pinturas góticas o el apuntalamiento de la esbelta y deteriorada torre. El trabajo de Mutiloa, claro, es mucho más amplio y abarca todo aquel en el que se inició la recién fundada Institución Príncipe de Viana y su sección de Monumentos (Ujué, Javier, Noain, la catedral de Pamplona, los monasterios de Irache e Iranzu, la colegiata de Roncesvalles, Estella, Sangüesa, etc ...)
         Mutiloa analiza la estructura en secciones, los órganos de gobierno y sus personalidades más señeras. La actividad nuclear fue la restauración y conservación del patrimonio histórico. Fruto de su pasado como reino, el patrimonio se mostraba espléndido en su legado medieval, pero en lamentable estado y demandante de atención urgente, como ocurría con Olite.
            La actividad fue esos años intensa. Se restauraron las catedrales de Pamplona y Tudela, monasterios e iglesias, y se emprendió el difícil rescate del castillo olitense, para lo que, además, se creó un taller local de cantería. Relevante fue, asimismo, la atención prestada a la Biblioteca y al Archivo General de Navarra. La difusión se llevó a cabo con la creación de la revista Príncipe de Viana.

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